Ese hilo rojo nunca se rompe, puede acortarse, alargarse, liarse, pero nunca romperse, eso cuentan las viejas leyendas japonesas.
Yo creo en ellas,
creo en que tú eres la persona a la que estoy predestinada,
porque nos distanciaban miles de kilometros y nos encontramos,
porque en el momento en que te ví,

en el momento en que tu cuerpo rozo con el mío,
lo supe,
lo sentí, eras tú al único al que necesitaba,
no siempre puedes olvidarte de tantos momentos,
te perdoné,
y ahora no hago más que recordarte...
pero lo que sé, es que todos esos momentos,
esa magia,
sigo con la esperanza de que cuando volvamos a vernos...
ocurrirá,
y esta vez no dejaré que se acabe, lo prometo.